viernes, 8 de junio de 2012

Maison a Bordeaux

 


Un matrimonio acaudalado que vivía con sus tres niños en una hermosa y antigua casa de Burdeos disfrutó durante muchos años pensando en cómo construirse una nueva. Se divirtieron imaginando sus formas, colores y a quién elegirían como arquitecto. De repente, el marido sufrió un accidente de coche en el que casi pierde la vida. Desde entonces y hasta su reciente muerte él ha necesitado una silla de ruedas y, con ella, su hermosa casa y la ciudad medieval de Burdeos se convirtieron en su prisión. La familia volvió entonces a pensar en la nueva casa, pero esta vez de muy diferente forma.

La circulación en la nueva casa.
El matrimonio compró una colina con una vista panorámica de la ciudad y se citó con el arquitecto holandés Rem Koolhaas en 1994. "Contrariamente a lo que usted pudiera esperar", dijo el marido al arquitecto, "no quiero una casa simple. Quiero una casa compleja, porque la casa definirá mi mundo".
En lugar de diseñar una casa con una sola planta que facilita los movimientos de la silla de ruedas, el arquitecto sorprendió a la familia 
con la idea de una casa en tres niveles, uno encima de otro. La planta baja, mitad excavada en la colina, acomoda la cocina, la bodega, la habitación de la televisión, y se abre al patio de entrada. Los dormitorios de la familia están en la tercera planta, construida como una caja de hormigón rosado oscuro. Entre estos dos niveles se ubica la sala de estar con sus paredes de cristal desde donde se contempla el valle del río Garona con la perfilada silueta de Burdeos.
La silla de ruedas tiene acceso a estos tres niveles por medio de una plataforma elevadora del tamaño de una habitación de 3m x 3,5m que, en realidad, es una oficina bien equipada. Debido a su movimiento vertical, la plataforma es parte de la cocina cuando está en la planta baja; se funde con el suelo de aluminio del nivel intermedio y, cuando se eleva hasta la última planta, crea un espacio de trabajo en el dormitorio del matrimonio. De la misma manera que se podría interpretar la silla de ruedas como una extensión del cuerpo, la plataforma elevadora creada por el arquitecto era una parte indispensable del cliente minusválido. Esta extremidad construida le otorgaba más posibilidades de movimiento en la casa que a cualquier otro miembro de la familia, hasta el punto de sólo él tener acceso a dependencias como la bodega o a libros colocados en los estantes de policarbonato de una biblioteca de tres pisos de altura que acompaña el recorrido de la plataforma.

Experimentando la casa.
 Rem Koolhaas diseñó una casa compleja en sí misma, y excedió lo convencional en cada uno de los detalles. Así, por ejemplo, de los tres soportes sobre los que descansa toda la planta superior, uno de ellos, el cilindro que incluye una escalera de caracol, está localizado fuera del eje central. Aunque este desplazamiento le confiere una inestabilidad a la casa, la estructura recupera el equilibrio mediante una viga metálica sobre la cubierta que mantiene tensado a un cable de acero anclado al terreno. La pregunta inmediata que se hace el visitante es: ¿Qué pasaría si se corta el cable? Koolhaas ha concebido una estructura que representa la propia experiencia del cliente, también pende de un hilo.
La disposición de la casa concede al nivel intermedio la visión ininterrumpida del entorno, efecto que se intensifica con el acabado en acero inoxidable pulido del cilindro de la escalera, que lo hace desaparecer en el reflejo del paisaje. 
Este nivel intermedio es en realidad un balcón sobre el que flota el piso superior, una casa de cristal que permite a la silla de ruedas confundir la naturaleza exterior con el interior de la vivienda. Por el contrario, desde la última planta, el mismo paisaje recibe otro tratamiento. La visión de éste es restringida y predeterminada al estar enmarcado por ventanas circulares situadas conforme a la posición del cuerpo al estar de pié, sentado o tumbado.
Dentro de la vivienda, la familia experimenta las interpretaciones que Koolhaas hace de la inestabilidad y las dualidades de la vida. Por lo que se refiere al marido, él ya vivió esta inestabilidad y llegó a ser parte de él mismo. Al igual que el cordón umbilical pertenece tanto a la madre como al feto que nutre; la plataforma elevadora conectó al marido con la casa y le ofreció una liberación.










 Nota. Sentimos una gran pena cuando, a principios del 2001, supimos de la muerte del dueño de la vivienda.

jueves, 17 de mayo de 2012

Grand Canyon Skywalk


Grand Canyon Skywalk es una pasarela de vidrio situada en Grand Canyon West al oeste del Parque Nacional del Gran Cañón inaugurada el 20 de marzo de 2007.


Permite a los visitantes encontrarse 1300 metros sobre el vacío. Fue financiada en parte por David Jin, un hombre de negocios de Las Vegas. La obra no conecta las dos orillas del barranco sino que forma un pequeño bucle que se introduce 22 metros en horizontal sobre el Colorado.La plataforma pesa 500 toneladas y los cristales de pared y suelo son de más de 10 cm de grosor. Es capaz de soportar el peso de varios centenares de personas (unas 800 personas, pero solo se permiten 120 personas a la vez) exponiéndose al mismo tiempo a los vientos (de hasta 160 km/hora). El proyecto fue aprobado por la tribu Hualapai por razones económicas


El puente se extiende sobre el vacío, y deja al caminante con la sensación de estar " volando" sobre el Gran Cañón. Les dejo un video para que vean de que estoy hablando, y de las sensaciones de las personas al recorrerlo, que llegan al punto de no querer soltarse del barandal por miedo a caerse.
Saludos!





viernes, 11 de mayo de 2012

Auditorio de Tenerife, España


El Auditorio de Tenerife, obra del arquitecto Santiago Calatrava, se encuadra dentro de los postulados de la arquitectura tardomoderna de finales del XX. Siguiendo las palabras de su artífice, el origen de estas formas parte de un gesto libre de marcada intención plástica, que hace trasceender el carácter artístico de las actividades interiores hacia el exterior. Se trata del momumento más importante de toda Canarias.
Su construcción comenzó en 1997 y finalizó en 2003, siendo inaugurado el 23 de Septiembre de dicho año. El majestuoso perfil del Auditorio se ha convertido en todo un símbolo arquitectónico de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, de la isla de Tenerife y del Archipiélago Canario. Además está considerado como el mejor edificio moderno de Canarias. Es una de las principales atracciones turísticas de Tenerife.
La edificación, describe el arquitecto ingeniero, “no tiene fachada…”, y su forma produce “múltiples sugerencias”. Para unos tiene forma “de ola; para otros, de luna, o de casco o de una gigantesca lengua de cobra”. En todo caso, Calatrava se alegra de que sea “sugerente”; porque “así también es la música”. Según algunos comentaristas, el Auditorio de Tenerife presenta dos características. “La primera es su abertura al exterior, tanto al mar como a la ciudad, con amplias terrazas y un paseo peatonal que cruza de lado a lado el edificio. La segunda, debido al trazo expresivo de Calatrava, ubica al Auditorio más en la concepción de una escultura orgánica gigantesca…, en todo caso, es un edificio que conserva siempre fresco el oleaje de la música”

Si uno se aleja de la estructura, y la ubica contra el fondo del mar, el Auditorio parece una montaña de espuma a punto de chocar contra las rocas de la costa.



 



Esquemáticamente hablando, el edificio se compone a base de sucesivas plataformas de las que sobresale el gran volumen curvo de la Sala Principal, que se convierte en el elemento generador del edificio tanto en su aspecto formal como estructural. La gran sobrecubierta, colocada a unos cincuenta metros de altura, le proporciona movimiento y flexibilidad como si de un cuerpo animado se tratase. Se trata del momumento arquitectónico más importante del Archipiélago Canario.

lunes, 7 de mayo de 2012

Biblioteca de la Universidad de Aberdeen- Escocia

Una obra de los dinamarqueses Schmidt-Hammer-Lassen.
Su primera gran obra fue el Centro Cultural de Katuaq, inaugurado en 1997 en la helada Groenlandia, un edificio ondulado en forma de “L” y revestido en madera de alerce tanto en el interior como en el exterior. Morten Schmidt, Bjarne Hammer y John Lassen habían fundado su firma en 1986, en Aarhus, Dinamarca, la ciudad donde juegan de locales y a la que, con el correr de los años, han aportado obras emblemáticas como el Museo Aros de Arte Contemporáneo y el Urban Mediaspace.

Sus soluciones contundentes e imaginativas pegaron fuerte primero en los países nórdicos y luego en lugares más remotos como Canadá y China. En estos 25 años, los daneses han sumado como socios a Kim Holst Jensen y Kristian Ahlmark y cuentan con un staff de 140 profesionales divididos la sede local y otras en Oslo, Londres y Shangai.

Casi podría decirse que son especialistas en bibliotecas, como la que acaba de inaugurarse en Aberdeen, Escocia; y la que es su obra más celebrada, la ampliación de la Danish Royal Library, conocida también como “El diamante negro”. Las geometrías puras y la utilización de atrios vidriados son una constante en sus edificios. El diamante negro, es, efectivamente, un prisma afilado y brillante en granito de ese color, calado con un plano transparente.

En el Museo Aros, un cubo perfecto es atravesado por una calle-rampa y un atrio, con un recorrido espiralado en su interior que remeda al Guggenheim neoyorquino. Finalmente, la Biblioteca de Aberdeen sorprende también por el constraste de sus formas interiores y exteriores: es un monolito de fachadas semitransparentes, calado por un remolino que atraviesa el volumen de lado a lado para terminar en un lucernario.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Un atalaya que hace punta en San Luis



El Hito del Bicentenario es una gran torre de hormigón y acero. Tiene un mirador que remata en una gran espiga fractal que eleva la estructura a 130 metros de altura.

Tipológicamente definido como “torre”, el Hito del Bicentenario es una construcción mixta de hormigón y acero de una impronta contemporánea. Se implanta a manera de “atalaya” en la punta de un pequeño cerro, en las cercanías del nuevo Edificio de Descentralización Administrativa Terrazas del Portezuelo, en San Luis. La torre, obra del arquitecto Esteban Bondone, tiene por objeto crear las condiciones de imagen y comunicación simbólica de los doscientos años del nacimiento de la Patria.

Su primer cuerpo constructivo se alza sobre la cúspide de un cerro como un riguroso prisma de piedra artificial de hormigón armado a la vista. Este tramo contiene los mecanismos de elevación: dos ascensores de gran velocidad, y de allí parte una escalera que en su trayecto permite una recorrida visual por la historia del Bicentenario y por el cual se llega al mirador.
Una superficie de permanencia y contemplación, construida en metal y vidrio de alta tecnología, permite desde una altura de 51 metros percibir la fisonomía de la urbe puntana y sus alrededores. Sobre el nivel del mirador se posa la gran espiga metálica, una estructura fractal que multiplica sus elementos elevando la torre hasta los 130 metros.
A una altura de 90 metros del piso aparece una esfera estructural cuyo fin será colocar antenas satelitales y de telefonía. Una escalera de servicios acompaña la subida hasta la cúspide.
El proyecto contiene en su base dos áreas especiales semicubiertas: una plaza de encuentro, destinada a contingentes, que contiene como servicio un cuerpo de sanitarios; y un área de orientación turística conformada por un pabellón cultural con una variada oferta de objetos históricos y souvenires, y venta de productos y bebidas.

Los autores destacan la importancia de la iluminación ornamental de la torre. El sistema de iluminación fue planteado de modo tal que, al caer el sol, un conjunto de haces de distintos tonos de azules, verdes, magentas, rojos y violetas realcen la fisonomía de la torre. “Como síntesis puede decirse que la torre reúne sobre sí los componentes simbólicos del Bicentenario: las culturas originarias de rasgos ancestrales expresados en las construcciones de piedra, el presente de la historia en el cuerpo de hormigón que dinamiza el movimiento y la espiga metálica superior, que encarna la tecnología y el futuro”. El monto total de la obra llega a casi 71 millones de pesos, y forma parte de una serie de obras que complementan el ya finalizado Edificio de Descentralización Administrativa Terrazas del Portezuelo.



domingo, 29 de abril de 2012

Claridad espacial y funcional en Mendoza



Ganadora del primer premio en la categoría Escala Menor de los Premios ARQ en la región Nuevo Cuyo, la Casa S es una obra de A4 Estudio. Implantada sobre un terreno irregular en el Barrio Dalvian en la ciudad de Mendoza, la vivienda proyectada por los arquitectos Leonardo Codina y Juan Manuel Filice fue ponderada por el jurado en base a dos motivos centrales. En primer lugar, porque obtiene el máximo rédito posible de una situación topográfica irregular. Y en segundo lugar, por la decisión de los proyectistas de ordenar el espacio en torno a un patio central. Esta disposición ordena el programa y permite el ingreso de luz y aire en las áreas sociales de la casa.
La vivienda, que también funciona como una oficina, se desarrolla a lo largo de una sola planta cuadrada que se ubica sobre la cota máxima del sitio, que se eleva 2,5 metros sobre la cota de acceso. De esta manera se entra por debajo de la estructura y mediante una escalera se ingresa gradualmente, primero a un patio y luego a las zonas más públicas de la casa. La organización funcional se resuelve siempre en torno al patio.
                                                                                                                                      Planta y corte
En línea con la pureza conceptual del proyecto, los autores decidieron utilizar el hormigón como material preponderante, tanto en el interior como en el exterior. El sistema estructural compuesto de vigas invertidas y tensores, se incorpora como un elemento más de la casa y a su vez “limpia” el espacio interior, convirtiéndolo en un continuo visual sin interferencias de ningún tipo. Por otra parte, los pilares que hacen de soporte de la estructura están revestidos en piedra.

lunes, 23 de abril de 2012

Por qué no siempre “menos es más”

La austeridad en arquitectura supone una transparencia visual y funcional que no se corresponde con la realidad. Toda construcción aparentemente sin costuras está llena de uniones y articulaciones complejas. Y costosas.



CASA FARNSWORTH. La obra de Mies, emblemática representación del "menos es más".
 En arte y diseño, y sobre todo en arquitectura, austeridad significa modernismo y minimalismo, el concepto que hizo famoso Ludwig Mies van der Rohe, de que “menos es más”. Parte de eso expresa la obligación de todo buen diseñador de hacer honor a una economía de los medios, de reconocer que la arquitectura, como el gobierno, es en primer lugar el arte de gastar dinero de otra gente. En su mayor parte, sin embargo, es algo más misterioso.

No todo “menos” es el “más” adecuado. Un diseño minimalista debe reducirse y redefinirse de forma gradual a sus causas y efectos esenciales y a veces sorprendentes, así como Miguel Angel descubrió un David inmanente en el interior de un bloque de piedra que nada decía. Lo demás es decoración, engaño y distracción. Como algunas reducciones son incisivas, tanto en el plano figurado como en el literal, todo recorte puede parecer sabio: el arte austero es un arte inteligente. Es una arquitectura de orden revelado, filtro selectivo y reconocimiento de patrones.

La austeridad estética resultante exige y recompensa nuestra inclinación a observar y pensar: si se mira lo suficiente la Casa Farnsworth (1950, foto) de vidrio de Mies, se advierte que en cada superficie simple y etérea están cristalizadas las estructuras de toda buena casa que se haya hecho. Es un sueño riguroso y sereno de confort y claridad, refugio y perspectiva. Por lo menos en teoría.

En arquitectura, ese tipo de teoría se remonta como mínimo al modernista austríaco Adolf Loos y su ensayo “Ornamento y delito”, de 1908, en el que no dice exactamente que lo primero es lo segundo, pero observa que, “Si quiero comer pan de jengibre, elegiré uno que sea absolutamente simple”. Para él, “de esa forma tiene mejor sabor.” Cuando la arquitectura simple que proponía Loos se convirtió en un gusto cada vez más impuesto, resultó fácil vincular esa austeridad estética con el rigor de las nuevas crisis políticas y económicas, lo que llevó a los editores de The Architect y Building News a comentar en 1931 que “sin duda esta etapa de austeridad terminará por pasar”, pero “algo de la impronta de esa sensación de contención estética persistirá porque concuerda con toda época de preocupación, como la actual, por problemas muy graves que exigen una firme sobriedad de pensamiento y acción.” Esa austeridad, sin embargo, es tan glamorosa como solemne. Como categoría estética, es de una extraña pretensión. Puede convertirse en lujo, hasta en exceso. La diferencia entre un espacio minimalista y un ambiente poco amoblado es la libertad de elección.

El minimalismo actual hace pensar en una vida de holgura tan intangible que trasciende el confort prosaico de la abundancia visible. Hace casi una virtud ética de una práctica estética de rechazo (que tal vez se extienda, de manera desconcertante, a las ideas de la estética corporal por las que se asocia la obesidad con la pobreza y ser muy rico equivale a ser muy flaco). Si bien Mies y sus contemporáneos introdujeron su arquitectura de techos planos, paredes blancas y estructura mínima en el contexto de viviendas públicas estándar, la perfeccionaron en retiros lujosos como la Casa Farnsworth.

El arquitecto minimalista más celebrado de nuestros días, John Pawson, cuenta entre sus clientes tanto a monjes muy pobres como al diseñador Calvin Klein, quien se especializa en permitirnos pagar mucho más por el adecuado mucho menos. El trabajo de Pawson es bello y amable. Nos da espacio para respirar. Sin embargo, depende de engaños elegantes.

Una construcción de pocos detalles parecería ser una construcción de pocos secretos. Pero la austeridad en arquitectura supone una transparencia visual y funcional que no proporciona en absoluto. Toda construcción aparentemente sin costuras está llena de uniones y articulaciones complejas, arreglos y retoques que hacen que mil partes se perciban como un todo indivisible, escultural y monolítico. Para lograr que parezca que nos hemos despojado de todo, hay que incorporar todo de forma subrepticia. Lo que parece espartano suele ser de un barroquismo invisible.

En la arquitectura actual, en la que por lo general la mano de obra es cara y los materiales son baratos, hay una tendencia a superponer cosas hasta que todo quede alineado o parezca terminado, ya sea que la forma resultante constituya algo que califiquemos de minimalista, de colonial o de algo a medio camino entre ambos.

Basta con considerar el zócalo que suele ocultar el espacio irregular entre una pared y el extremo de un piso. Hace poco tuve la brillante idea de eliminar ese zócalo y privilegiar un espacio lineal simple y bello, que se vería muy bien si el resto de la carpintería de la casa tuviera una alineación perfecta. El contratista me lanzó esa larga mirada que combina desprecio y compasión y significa: “Sí, eso va a tener su costo.” Tanto en arquitectura como en la vida quienes explotan, conscientemente o no, la estética de la austeridad como vía de encuadrar un debate sobre ética pública, también pueden llegar a descubrir que tiene un costo inesperado.